“Dicen que una de las causas por las que la oposición no aceptaría el voto femenino, es porque las mujeres perderíamos
femineidad. Y acaso no perdemos femineidad saliendo a ganarnos la vida a las 4 de la mañana” (1946). El 23 de septiembre
de 1947, el peronismo amplificó las fronteras de la construcción política que posibilitó la Ley Sáenz Peña. Tres décadas
después, el voto universal y secreto que el radicalismo le arrancó a los conservadores, pasó a contemplar a las que
nunca habían tenido voz, ni voto. Basada en las luchas viejas, Evita se puso al frente del sufragio femenino y aquella
democracia tan liberal como formal, comenzó a ser un poco más real.
Dos años después, la Constitución de 1949 siguió multiplicando derechos, a ritmo revolucionario. “Mujeres de mi patria:
recibo en este instante, de manos del gobierno de la Nación, la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo
ante vosotras con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo
jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto de la ley que proclama la victoria. Aquí está, hermanas mías,
resumida en la letra apretada de unos pocos artículos, una larga historia de luchas, tropiezos y esperanzas. Esto
traduce la victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados, de las castas
repudiadas por nuestro despertar nacional” (1947).
Las mujeres eran consideradas incapaces por el Código Civil de 1871 y recién alcanzaron la igualdad legal con los
varones en 1926 (Ley 11.357). Cecilia Grierson (la primera mujer que se recibió de médica en 1889), luego de participar
en Londres del Segundo Congreso Internacional de Mujeres, fundó en Buenos Aires el Consejo de Mujeres. En septiembre de
1900, Grierson inició su lucha por el voto femenino. Alicia Moreau de Justo, se sumó con el Comité Pro-Sufragio Femenino
en 1907.
La ley 13.010 que impulsó Evita en 1947, estableció en su primer artículo que “Las mujeres argentinas tendrán los mismos
derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o imponen las leyes a los varones
argentinos”.
Cuando el 90% del padrón femenino concurrió a votar el 11 de noviembre de 1951, la historia de Julieta Lanteri tenía 40
años. La mujer que logró votar en las elecciones porteñas de 1911, a principios de la década del 50 se había
transformado en un recuerdo sin peso político. En vísperas de una elección de concejales (noviembre 1911), la
Municipalidad de Buenos Aires llamó a los vecinos para que actualizaran sus datos en los padrones: “Los ciudadanos
mayores, residentes en la ciudad, que tuvieran un comercio o industria o ejercieran una profesión liberal y pagasen
impuestos”. La doctora Lanteri observó que no había una limitación sobre el sexo en el texto y solicitó a la justicia su
inscripción para participar del comicio. El juez resolvió a favor: “Como juez tengo el deber de declarar que su derecho
a la ciudadanía está consagrado por la Constitución y en consecuencia, que la mujer goza en principio de los mismos
derechos políticos que las leyes, que reglamentan su ejercicio, acuerdan a los ciudadanos varones”. El 26 de noviembre,
votó en el atrio de la Parroquia San Juan Evangelista de La Boca y se convirtió en la primera sudamericana que ejerció
el derecho a elegir.
“El voto femenino, será el arma que hará de nuestros hogares, el recaudo supremo e inviolable de una conducta pública.
El voto femenino, será la primera apelación y la última. No es sólo necesario elegir, sino también determinar el alcance
de esa elección. En los hogares argentinos de mañana, la mujer con su agudo sentido intuitivo, estará velando por su
país, al velar por su familia.
Su voto será el escudo de su fe. Su voto será el testimonio vivo de su esperanza en un futuro mejor” (1947).
Aldo Cantoni, gobernador de Salta 1926-1928, reformó la constitución provincial y convirtió a las sanjuaninas, en las
primeras que pudieron masivamente volcarse a las urnas. El 8 de abril del ‘28, el 98% de las mujeres empadronadas
eligieron diputados provinciales y concejales.
Por entonces, la Iglesia opinaba que el voto femenino, “desorganizaría la estructura familiar” y casi todas las fuerzas
políticas provinciales, coincidieron en que los derechos políticos de la mujer, debían concederse gradualmente, porque
podía alterarse “el orden social establecido”.
“El derecho del sufragio femenino, no consiste tan solo en depositar la boleta en la urna, consiste esencialmente en
elevar a la mujer a la categoría de verdadera orientadora de la conciencia nacional. De grandes mujeres, solo pueden
salir grandes hombres. La misión sagrada que tiene la mujer no solo consiste en dar hijos a la patria, sino hombres a la
humanidad” (1950).
Solamente existieron dos antecedentes parlamentarios, antes de la discusión final del ’47. El primero lo presentó en el
Senado, el socialista Mario Bravo. El debate que arrancó en 1928, quedó trunco por el primer golpe de Estado.
En 1932 el texto de otro socialista, Alfredo Palacios, logró que Diputados le diera media sanción al voto femenino. Pero
la Cámara alta lo durmió, hasta que perdió tratamiento parlamentario.
“Desde un sector de la prensa al servicio de intereses antiargentinos, se ignoró a esta legión de mujeres que me
acompañan. Desde un minúsculo sector del Parlamento, se intentó postergar la sanción de esta ley. Esta maniobra fue
vencida gracias a la decisiva y valiente actitud de nuestro diputado Eduardo Colom. Desde las tribunas públicas los
hombres repudiados por el pueblo el 24 de febrero (elecciones presidenciales de 1946), levantaron su voz de ventrílocuos
respondiendo a órdenes ajenas a los intereses de la patria. Pero nada podían hacer frente a la decisión, al tesón, a la
resolución firme de un pueblo como el nuestro, que el 17 de octubre con el coronel Perón al frente trazó su destino
histórico.
Como en los albores de nuestra independencia política, la mujer argentina tenía que jugar su papel en la lucha. El
sufragio que nos da participación en el porvenir nacional, nos entrega una responsabilidad: la de saber elegir. Nuestra
cooperación empujará a la nacionalidad hacia las altas etapas que le reserva el destino, barriendo en su marcha los
resabios de cuantos se opongan a la felicidad del pueblo y el bienestar de la Nación.
Con nuestro triunfo hemos aceptado esta responsabilidad y no habremos de renunciar a ella. La experiencia de estos
últimos años puso frente a frente, a la reprimida vocación nacional de justicia económica, política y social, a los
viejos caciques negatorios de los derechos populares. Ha de servirnos de ejemplo, que en momentos de gravedad los
hombres argentinos han sabido elegir al líder de su destino e identificaron en el general Perón a todos sus ansias
negadas, vilipendiadas y burladas por la oligarquía sirviente de intereses foráneos” (1947).
Perón propuso incorporar por decreto el voto de la mujer en las elecciones del ’46 y dispuso la formación de la Comisión
Pro Sufragio Femenino. Pero contó con una fuerte oposición de la Asamblea Nacional de Mujeres, presidida por Victoria
Ocampo, que se opuso a recibir ese derecho de manos de una “dictadura fascista”.
Entonces se convirtió en una promesa electoral de Perón, en la campaña del ’46: “La mujer argentina ha superado el
período de las tutorías civiles. La mujer debe afirmar su acción, la mujer debe votar”.
“Un huracán político repleto de derechos. Una bisagra entre la Argentina agroexportadora que imponía sus privilegios y el comienzo de la batalla final por el modelo de país, que nació con el primer peronismo”.
“El fanatismo es la única fuerza que Dios le dejó al corazón, para ganar sus batallas. Es la gran fuerza de los pueblos: la única que no poseen sus enemigos, porque ellos han suprimido del mundo todo lo que..."
La actualidad política, analizada todos los días por de la militantes de Vicente PUEBLO López. Un foro horizontal y democrático, para resumir el pensamiento nacional.
El 10 de diciembre de 2015 asumió en la Argentina un nuevo gobierno que, por primera vez en la historia nacional, accedió al poder por la vía democrática con un programa neoliberal explícito.
Títulos de tapa del 06/05/2021
ALBERTO FERNANDEZ, políticas públicas.
Convocó a construir una Argentina “armónica y equilibrada”
El Presidente llamó a construir una Argentina...
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