La salud fue una de las grandes preocupaciones de la Fundación Eva Perón y sus obras fueron claves, para poder terminar
con el modelo de colonia que contaba con los recursos que generaban las exportaciones, pero que estaba muy lejos de
tomar la decisión política de levantar hospitales. Construir, construir y construir, fue el camino de la nueva Argentina
distributiva, con flamante infraestructura sanitaria. “Nuestro presidente dijo que los únicos que tenían privilegio en
el país, eran los niños. Hemos empezado a construir en la Capital Federal, un policlínico de niños de mil camas, con los
últimos adelantos técnicos; un instituto de lactantes, también de mil plazas y un policlínico con 500 camas, para
atender enfermedades infecciosas. La Fundación le entregará al Gobierno, solo en la Capital, 2.500 camas hospitalarias
para la niñez.
Tenemos muy adelantada la construcción del policlínico Presidente Perón en Avellaneda de 500 camas, con clínica, cirugía
y maternidad y el policlínico Coronel Perón de San Martín, con 500 camas, clínica y cirugía. En Santiago del Estero,
Salta, Jujuy, Paso de los Libres, Mendoza, San Juan, Córdoba y Rosario, estamos levantando policlínicos de 350 camas.
No hemos descuidado el problema de la tuberculosis, a través de la eficacia de la medicina preventiva, pero
fundamentalmente a través de los altos sueldos que ha dado el Gobierno revolucionario, que mejoraron las condiciones de
vida y de esta manera, no se registraron nuevos casos. Y estamos construyendo en Ramos Mejía, un policlínico para
tuberculosos de 500 camas.
La Fundación le entregará al Gobierno nacional, antes del año ’52, 5 mil camas hospitalarias. Un organismo creado por el
pueblo, solo en 3 años hará una obra maravillosa. No creo que con discursos y conferencias, se solucionen los problemas,
se solucionan con realidades. Por eso yo no traje ni discursos, ni conferencias” (1949).
Cuentan que el abuelo de Néstor Kirchner, era políticamente un conservador de pura cepa. Cuando su madre enfermó, le
pidió a Evita una solución. Ella no preguntó cuál era su ideología o a quién había votado. Evita mandó un avión para
trasladarla a Buenos Aires y transformó a la familia en una casa peronista. Una historia contada a través de miles de
nombres diferentes, pero todas con el mismo final.
“Un huracán político repleto de derechos. Una bisagra entre la Argentina agroexportadora que imponía sus privilegios y el comienzo de la batalla final por el modelo de país, que nació con el primer peronismo”.
“Dicen que una de las causas por las que la oposición no aceptaría el voto femenino, es porque las mujeres perderíamos femineidad. Y acaso no perdemos femineidad saliendo a ganarnos la vida a las 4 de..."
“El fanatismo es la única fuerza que Dios le dejó al corazón, para ganar sus batallas. Es la gran fuerza de los pueblos: la única que no poseen sus enemigos, porque ellos han suprimido del mundo todo lo que..."
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